lunes, 23 de noviembre de 2015

Crónica de un triplete en Londres (Parte 2): Tedeschi Trucks Band (Sábado 7/11/15)


Desde que conozco a Tedeschi Trucks Band siempre pensé que se trata de una banda harto difícil de ver en España. No debe ser precisamente barata de caché (son 12 músicos en escena, todos ellos de gran nivel) y tampoco goza del suficiente reconocimiento en nuestro país como para poder poner los tickets altos de precio y cubrir con ello los costes. Pero amigos, Londres es harina de otro costal: ambiente de gala y sold-out de entradas en ese precioso recinto, llamado Indigo, que se ubica dentro del O2 Arena.


Tanto la actuación de la banda ese día, como la de Tom Jones y Van Morrison que veríamos el día siguiente, forman parte del programa del Prudential BluesFest, un certamen que lleva ya 3 años celebrándose en la capital inglesa, con extraordinaria acogida. Es por ello que, todos los rincones del recinto, se encontraban engalanados para la ocasión con banderolas conmemorativas.


Tomamos asiento en la parte superior del teatro y lo primero que nos llama la atención es la disposición del escenario: ¡no hay en él una, sino dos baterías dispuestas a ser tocadas! Según lo veo, me vienen a la mente imágenes de conciertos de la Allman Brothers Band. Y pienso que, inequívocamente, el tener dos baterías a la vez, es algo a lo que Derek Trucks ha debido coger el gusto después de un buen puñado de años tocando su guitarra ellos.

Porque no conviene olvidar quiénes son los capos y donde surge esta Tedeschi Trucks Band: de la unión, no sólo musical, sino también personal (son matrimonio) de Susan Tedeschi, artista de blues-rock altamente reputada en su EE.UU. natal, y Derek Trucks, niño prodigio de la guitarra que, en 1999 y con sólo 20 años, fue reclutado por los míticos Allman Brothers para sumarse a su banda.

Los músicos salen a escena con “Break In The Road”, un tema de esencia funky y alma negra que pone ya la sala patas arriba, al que le siguen Laugh About It” (una nueva composición que suena estupenda) y el formidable “Do I Look Worried” extraído de su último álbum de estudio.



¡Madre mía! Apenas llevamos tres canciones y aquello ya apunta a noche épica. Tres vientos, tres coristas, teclado, bajo y los dos mencionados baterías, acompañan a Derek y Susan. Y, sinceramente, no sabría decir quién de los doce destila más clase y feeling por sus poros. Mención aparte merece el sonido de la sala, claro y lo suficientemente nítido como para distinguir perfectamente cada instrumento. Hasta el momento, la cosa marcha sobre ruedas.

Sin solución de continuidad, llega a nuestros oídos una melodía que creo nos resulta reconocible a todos desde la primera nota. Se trata, ni más ni menos, que del “Something” de los Beatles, interpretado, para variar, de forma maravillosa.

Dos temas propios (“Made Up Mind” y “Midnight in Harlem”), extraídos de cada uno de los dos discos editados hasta el momento por la banda, otro perteneciente a la carrera de Derek en solitario (“Don't Miss Me”) y un medley instrumental, con protagonismo de los baterías, nos hacen llegar, tras una hora de show, al final del primer set.



Como es habitual también en los conciertos de los Allman Brothers, tenemos por delante media hora de descanso, antes del inicio de la segunda parte. Así que aprovechamos para hacer balance del magnífico espectáculo vivido hasta ese momento y debatimos sobre quién tiene más peso y carisma, y con quién nos quedaríamos si pudiéramos elegir.

Soy un amante de la guitarra y, por tanto, debería quedarme con Derek, un auténtico maestro, cuya pericia con el “slide” resulta espectacular y difícilmente superable. Pero claro, tener a una mujer como Susan encima del escenario, lo cambia absolutamente todo…Atractiva, encantadora, con una voz de quitar el hipo y no precisamente manca con la guitarra. Bufff…definitivamente, lo siento por el amigo Derek, pero la elijo a ella.

En cualquier caso, la unión hace la fuerza y la de esta banda es mucha, como nos demostraron esta noche.

Let Me Get By” dio inicio a la segunda parte del concierto, manteniendo la línea argumental donde lo habíamos dejado. Es decir, mucho feeling y toneladas de groove. Tras él, suena “The Letter”, la primera de las dos versiones de Joe Cocker que oiremos esta noche (la otra será “Sticks and Stones”, que interpretarán casi a continuación). Y por si Susan aún se había lucido poco, van nuestros amigos y deciden marcarse un “Bird on the Wire” de Leonard Cohen, que creo nos puso los pelos de punta a todos los presentes.

El tren continúa a toda velocidad, hasta que, después de otro par de versiones (“Let's Go Get Stoned” y “I Pity the Fool”) y dos temas propios más (“I Want More” y el fantástico “Idle Wind” de su último disco), deciden poner el freno y terminar con el show.

Miro al reloj y me doy cuenta de que el segundo set ha durado una hora y llevamos ya dos y media desde que empezara el concierto. Pero creedme que estamos disfrutando tanto, que se nos ha pasado volando. Y aún queda por venir lo mejor...



El público ruge y la banda compadece de nuevo en escena, para retomar el homenaje a los Beatles que, canciones atrás, comenzaran con “Something”. En esta ocasión, la elegida es “I've Got a Feeling” y el feeling no pudo ser mejor. Si en ese momento hubieran decidido retirarse de nuevo a los camerinos para no volver, lo habrían hecho ya por la puerta grande. Pero quisieron poner la guinda al pastel. Y qué mejor forma que “With a Little Help From My Friends”. Soberbio, amigos. Soberbio.

Con una sonrisa de oreja a oreja abandonamos la sala, dando gracias al blues, al soul, al gospel, al rock y, por supuesto, a ellos, por la noche vivida. ¡Qué gran banda ésta, la de Derek y Susan!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo elijo a él. Perfect slide´s man. Concierto inolvidable :)

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